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lunes, enero 31, 2005

NOSTALGIA Y MODA DE LOS OCHENTA 


El efecto que Madonna tuvo sobre mí a los catorce años fue importante. Nunca había visto algo así. Empecé a coleccionar y recortar una por una todas las fotos que encontraba en diarios y revistas y así logré que la parte de afuera de mi aburrido placard blanco quedara totalmente tapada de fotos de mi ídola. Asesiné cadenitas con cruces con el fin de fabricarme unas caravanas como las que ella usaba: agarraba la cruz, la sacaba de ahí y la colgaba de un ganchito. Después conseguí también (compradas) caravanas con corazones, que a esa altura ya se habían popularizado. No podía tolerar que mi cabello luciera así nomás. No. Yo quería ser como ella aunque estaba muy lejos. Pero me hice un corte en la peluquería (tenía que detallarle a la peluquera qué era lo que quería cada vez que iba) en el que se plasmaba que yo quería llevar un raro peinado nuevo al estilo de Madonna, Duran Duran, Bono, Bowie, Wham!, Tears for Fears, lo que fuera. Me quedaba espantoso. Pero no conforme con eso contagié a una amiga que vivía en el edificio de al lado (era una de las chicas más lindas del barrio) y la hice cambiar su pelo largo por este modelo "new wave". Como las dos teníamos pelo crespo no nos quedaba muy bien que digamos, pero intentábamos estar a la moda. Yo tenía "Like a Virgen" a aunque no entendía lo que quería decir. Piraba con usar remeras como las que ella usaba, pero en esa época yo vivía en Maldonado y no tenía mucha plata (tampoco me daba maña, vamos) Cuando me mudé a Montevideo, al año, pude hacer mi sueño realidad y comprarme un equipo completo dentro de lo que yo creía que era "la moda" (una mezcla de Los Estómagos, el David Byrne de los Talking Heads, Duran Duran y Madonna) El conjunto consistía en: un pantalón rosado + una chaqueta blanca con hombreras (estampada con pequeñas florcitas en tonos pastel celestes y rosa) + una camisa blanca de algodón + unos guantecitos sin dedos de encaje y de color rosa + una corbata finita de cuero azul. Guau!!!! Y para completar, unos zapatos en punta acordonados, blancos! En cierta forma me inspiraba en un compañero de clase de segundo año de liceo (el peor de la clase, repetidor, 16 años) que iba al liceo 12, a quien yo le pasaba todo para las materias que no sabía. Siempre se sentaba atrás mío. Era un buen pibe, nunca se metió conmigo ni nada, a veces nos veníamos juntos caminando del liceo. Creo que lo admiraba por su sentido de la estética y su osadía. El sí estaba conectado con los tiempos que corrían ¡Y cómo! El fue "new romantic" hasta la primera mitad de segundo de liceo. Se vestía lindo, con corbata fina, chaqueta arremangada por la altura de los codos, zapatos negros acordonados en punta, camisa rosada o blanca o a rayas, pantalones grises, negros o jeans. Amaba Duran Duran, Devo, B´52 y quería que todos escucháramos eso. Nos pasábamos hablando de música. En esa época yo escuchaba la 100.3, que se llamaba "ElDorado". Me copaba el "Ranking 100.3" y seguía sus alternativas, incluso votaba. De tarde, antes de arrancar para el liceo, escuchaba "Subterráneo", de Figares. Volviendo a mi amigo, a la mitad del año tuvo un cambio asombroso: se pasó nada menos que a ¡Heavy Metal!!!! Y ahí todo su mundo se transformó en AC/DC, Quiet Riot, Metálica. No fue tan incoherente después de todo. Cambió su chaqueta de tela por una una campera de cuero negra con cierres y unos pins, su peinado con jopo engominado lo cambió, probó dejarse los rulos en el frente de su cabellera, usaba unas muñequeras de cuero con tachas. En aquél momento lo confronté, le espeté que su cambio me parecía absurdo. Después lo dejé tranquilo porque me di cuenta que este camaleón necesitaba desesperadamente una identidad de la que carecía, o, simplemente quería expresarse, igual que yo. En aquél perído yo iba seguido a bailar al Club Social y Deportivo "Batlle Miñor" (3 o 4 veces) porque quedaba cerca de mi casa. Adentro siempre había una lucha entre new romantics y punks: eran rivales, archienemigos, se agarraban con chacos y cuchillas, por eso me llamó más la atención el cambio de mi compañero de clase. Cómo sería de jodido el ambiente que una vez mi padre me fue a esperar un domingo a las 12 de la noche (sí, a esa hora terminaba el baile) Vio el relajo que se armaba en la puerta y me dijo "Acá no venís más". Mi padre no solía ir a buscarme a ningún lado, pero se ve que ese lugar era un antro por todos conocido. A mi padre lo obligué a que me acompañara al cine a ver "Desesperadamente buscando a Susana" y "Rocky", porque yo en Montevideo no tenía ninguna barra de amigos para ir al cine. Ibamos entre semana, mi padre y yo, él venía del trabajo cansado y durante la proyección se dormía mientras y roncaba mientras yo pasaba los mejores momentos de mi vida. Después descubriría que podía ir a Cinemateca sola los sábados y mirar "The Wall", "La Naranja Mecánica", alguna película de Woody Allen o Bergman, o lo que fuera que estuviera anunciado en la cartelera (generalmente eran unas matinés grossas...) Era cuando Cinemateca tenía una sala donde está el Sodre ahora, no me acuerdo el nombre de la sala. Pero en aquella época, a los catorce, todavía no tenía mucha movilidad en Montevideo. Recién se había inaugurado el primer shopping de Montevideo, Montevideo Shopping Center, que quedaba cerca de mi casa. Pero para ir al cine todavía teníamos que ir al centro. Si tendré recuerdos del Shopping: mi primera menstruación la tuve ahí, recuerdo que le pedí a mi madre un pañuelo porque no tenía nada a mano y me asusté mucho; mi hermana iba con algunas amigas a TaTa, donde les daba por el vandalismo de robar gomas y sacapuntas con diseños lindos, varias veces las descubrieron, pero nunca con nada en las manos; en una boutique del Shopping me compré aquél primer conjunto que mencioné unas líneas más arriba, el "new romantic", conjunto que gasté en bailes, cumpleaños de quince, etc.

Los años ochenta: la moda como espectáculo

Por un lado, excesos, lujo, ostentación y frivolidad desmedida; y por el otro, el ímpetu de la mujer por el poder y por empezar a asumir roles masculinos que la hicieran sobresalir en la sociedad. Así se recuerdan los años 80, en los cuales la moda ayudó a definir la época, hasta el punto de que hoy los diseñadores la reviven y la aplican mucho más depurada y tranquila en sus colecciones.
He aquí algunos hechos que marcaron los 80:

>En el panorama político:

-Apertura Económica
-La sociedad post capitalista.
-La globalización.
-Fin de la guerra fría.
-Boom del narcotráfico.
-La perestroika.
-El boom ecológico.
-Fin del apartheid en Sudafrica.
-El conocimiento como recurso económico.
-Los tigres asiáticos.

>En el panorama de la moda:

-Vestirse para triunfar: riqueza, poder y sexo. El otro es un rival.
-Siluetas que enfatizan los hombros y demarcan la cintura.
-El volumen de las prendas: ablusados.
-El sastre con hombreras.
-El brillo.
-La exageración en los accesorios.
-Los cinturones gruesos.
-Las minifaldas y los shorts.
-Zapatos puntudos y con tacón puntilla.
-Hombros descubiertos.
-Diseñadores como Azzedine Alaia proponen una moda en donde se exalta el cuerpo con cortes anatómicos y tejidos stretch o con elastómeros.

>En el panorama socio cultural:

-La aparición del fenómeno Punk.
-La música pop: Madonna y Daryl Hall and John Oates
-La cultura Light: culto al cuerpo.
-El fenómeno Yuppie; ellos hicieron del consumo de moda un culto al status .
-Lo ecléctico.
-El friday Wear
-La película Flash Dance con el prototipo de la mujer atlética que impone el culto al cuerpo.
-Las series de televisión que cautivan la audiencia: Dallas, Dinastía y Miami Vice.
-"Soy una chica material y vivo en un mundo material" canta la indestronable reina del pop Madonna.
-Break dance, hip-hop, rap y house todos ritmos de los guetos que imponen su estética cómoda, llamativa y colorida con marcas como reebok, Nike y Adidas

>Una década de riqueza, poder y sexo

Vestida con trajes masculinos, pero extremadamente sexys, la mujer del nuevo siglo se presenta muy "varonil".
Cíclica, así se define la moda hoy y así ha sido siempre. Terminó un siglo donde cada década se caracterizó por fenómenos y sensibilidades diferentes y hoy en pleno siglo XXI donde deberíamos ver nuevas propuestas, las creaciones de los diseñadores miran hacia atrás. Bueno o malo? eso no se puede juzgar, pero lo que sí se pone en duda es la creatividad de éstos quienes han tomado como referente el pasado y no se han dedicado a proponer hacia el futuro
Y precisamente las décadas pasadas que más han marcado la moda de esta temporada y las que los diseñadores citan con más frecuencia en sus colecciones son la de los 40 y la de los 80, esta última quizá por la connotación que tuvo de exageración, exceso y ostentación. Unos 80 donde el consumismo era desmedido y donde había que tener lo "más" para aparentar y ser alguien…se despilfarraba el dinero sin pensar.
En moda fue una década que trajo conceptos agresivos y violentos que rompieron todos los esquemas. Por un lado todo lo sexy y la provocación y por el otro, el afán de la mujer por alcanzar el poder con prendas como el sastre, que la hicieran adquirir una apariencia varonil.


Miren esta imagen: es casi mística. Kevin Bacon con un walkman extasiado como si escuchara la voz de Dios. Esa película la vi en la matineé del Cine Maldonado. Fuimos toda la barra del edificio. Eramos muy unidos, nos pasábamos todo el día callejeando, chicos y chicas, íbamos a Punta del Este en ómnibus todos juntos a jugar a las maquinitas (yo no entendía nada del tema, pero jugaba siempre al Moon Patrol que era el único en el que avanzaba), hacíamos deportes juntos: competencia de paro de mano en la vereda, íbamos a los bailes en el Deportivo Maldonado musicalizados por Musicalísimo, con Abel Duarte (horror!!!), íbamos a patinar al Campus de Maldonado que quedaba a cuatro cuadras de nuestro edificio, hacíamos piscina todos. Antes de que empezara el auge del video vimos esta película en el Cine: Footloose. Lo máximo. La pelea aquella, casi duelo, entre Bacon con su rival, cada uno subido en un tractor, de frente uno con otro por la carretera extremamente fina, y aquella escena de antología donde Bacon sacaba aquellos pasitos copados, guau, eso era un musical! Nadie salió desconforme de haber pagado la entrada esa noche.


Esta foto de Jeniffer Beals está buenísima. El buzo gris típico de tela jogging, combinado con los tacos rojos altos...toda la onda. Y el peinado, como se usaba. Una especie de musical tipo Fama pero aggiornado. ¿Quién no bailó o apretó en un baile escuchando alguna de las canciones de la cantante Irene Cara? Seguro que si el baile era en casa de amigos cuando venía el tema lento alguien apagaba la luz y ahí varios pedían arreglo, eran aceptados, se besaban. ¿Qué chica no preparó una serie de gimnasia con un tema de Flashdance para gimnasia del liceo? Gracias, Irene! Gracias, Jeniffer!


Ya se sabe que la juventud como clase social con expresión propia nació en los cincuenta. Fue el momento en el que la juventud se empezó a mostrar como una fuerza rebelde, como una categoría en clara oposición a la clase "adulta". Coincidió con el rock & roll, un tiempo ocioso que antes no tenían, un "plus" de exigencias en los estudios, la apertura hacia las relaciones sexuales prematrimoniales, un mundo que se preparaba para una seguidilla de revoluciones que cambiarían costumbres familiares, sexuales, sociales y políticas. Todo esto se vio reflejado en un cambio de vestimenta en los jóvenes (la primera Barbie nació en los cincuenta y se la relaciona con este fenómeno) El cine lo reflejó en serio en Rebelde sin causa con James Dean, en las películas (a veces ridículas) de Elvis Presley o Marlon Brando. Esta irrupción de la fiebre juvenil sería caricaturizado en serio por directores como John Waters y su Cry Baby, o los films de culto Grease o Fiebre del sábado a la noche (ambos con la joyita de John Travolta).
En los ochenta todos lo sabíamos: la juventud era un período corto de rebeldía que se acabaría más o menos a los treinta. Mientras tanto te podías dar el lujo de ser un antisocial (no eras el único), un deportista, la linda de la clase, un traga, un filósofo o una putona. Lo mismo daba. Lo que importaba es que tuvieras una identificación con un cierto estilo, una cierta identidad, un "touch". Lo único que no se perdonaba era que no tuvieras "personalidad". Podías cometer errores, ser bueno o ser malo, pero actitud y estilo eran una exigencia.


En El Club de los Cinco (The Breakfaste Club), típica película de la secundaria, vemos adolescentes Vs. adultos, alumnos Vs. profesores, un clásico. Al promediar la película los pibes se terminan uniendo para enfrentarse a las injusticias de la educación,a la sociedad, al hastío y a sus propios problemas. Y deciden conocerse, juntarse, hacer travesuras, bailar, romper las reglas mientras no los vigilan. Esta película destacada dentro de los ochenta puede compararse a El primer día del resto de nuestras vidas (St. Elmos´s Fire), por el estilo de los personajes. Pero aquí se da un paso más: se retrata la evolución de los adolescentes pasando a la edada adulta. Nuevos desafíos se imponen: buscar casa, trabajo, amor, sexo, amistad. Aparecen los problemas con la familia, las adicciones, los traumas, los sueños que serán o no frustrados por la vida, las decisiones, los personajes que eligen el camino de la normalidad y los que eligen la vida artística (y los que están atrapados a medio camino) Está bueno ver cómo todos terminan sabiendo que la locura adolescente tiene un límite: la hora que marca el reloj de noche cuando están en el pub y ese reloj te dice que te tenés que ir a dormir porque al otro día trabajás temprano, y te dice que ya no tenés todo el tiempo del mundo ni es tan productivo reunirte con tus amigos. Ya hay intereses que cuidar. Se retrata a un grupo de personas cuya vida cambia tanto que es probable que nunca se vuelvan a ver en su vida. Esta película es realista. Y me gusta mucho la música. Y los ojos de Emilio Estévez.


¿Quién no vio Candy alguna vez? Yo la miraba siempre. En el 83 pasaban esto todos los días. No me perdía ni un capítulo. Era como volver a reengancharme con alguna de aquellas series para la antolgía como Heidi o La Familia Ingals. Candy la huerfanita, buena, simpática, traviesa. Tenía una mascota muy rara y unos amores imposibles de masoquista, sobre todo Anthony, el arquetipo del príncipe azul, un gaitero del que se emamoró y del que nunca se pudo reponer. Creo que ella era un poco una versión de Scarlett de "Lo que el viento se llevó" pero pobre y sin maldad.
Aquellas rosas rojas que caían cada vez que recordaba a Anthony. Y cómo murió tan joven, ¡pobre muchacho!, que en paz descanse. Los valores más exaltados por la serie eran la solidaridad y la amistad. Creo que Candy, Heidi y todas ellas crearon un nuevo tipo de mujer. Estaría bueno que alguien analizara la influencia de estos dibujitos animados sobre el movimiento de liberación de la mujer. Ellas fueron quienes nos educaron, ellas y su psicodelia ciclotímica.

¿A quién no le suena esta canción?

"Si me buscas tú a mí
me podrás encontrar...
yo te espero aquí, sí sí
éste es mi lugar.
Si quieres reír
descubre la alegría de soñar
un mundo de aventuras sin igual
junto a mí...
a tu amiga Candy.
Si te sientes solo recurre a mí
te estaré esperando aquí...
cuéntame tu historia y te alegrará
saber que una amiga tendrás...
Búscame,
sígueme
llámame Candy...
Busca mi camino,
sígueme
ríe como Candy. "
(canción de apertura)



Si quieren saber más sobre la serie cliqueen acá




Los Nike. Un must. Si no te podías comprar los originales seguro que podían ser bagayeados del Chuy y de paso te hacías un lindo viajecito.
Los jogging, toda una revolución. La primera vez que vi gente caminando con joggins por la calle pensé que andaban en piyama. Los vi en Bs. As, en 1980, pero al toque me di cuenta que eran lo más y me compré unos y me sentí muy bien uniéndome a esa nueva comunidad.
Es más, hasta los calentadores me gustaban, aunque eran un embole de usar, no servían para nada. Pero si Jane Fonda los usaba, nosotras no podíamos ser menos.
El look deportivo fue un boom: sudaderas de algodón con las costuras para afuera, vinchas de toalla, championes, jeans.
Me acuerdo de un reclame de Sedal que pasaban a comienzos de los 80 en el que una chica se levantaba a las seis de la mañana y salía a correr por la calle en jogging mientras su hermosa melena rubia se sacudía. Era la idea: todos en forma! Me encantaba ese spot. Demostraba que ser mujer era un trabajo, el cuerpo un arma y que había que tomárselo en serio. No bastaba con usar Sedal, tenías que ser una deportista. El detalle feminista es que la chica vivía sola y eso de la independencia y la emancipación también lo vendían con el shampoo.


Durante mucho tiempo pensé que Boy George era una mujer. Hasta que compré la revista "Tú" y leí la nota y me di cuenta de que era un hombre "¡A la mierda!" pensé "...pero ¡este tipo se maquilla mejor que cualquier mujer!" Y yo que estaba intentando aprender tips de maquillaje de las revistas me desmoralicé. En aquella época las sombras fucsias y azules eran tops, si se usaban combinadas mejor. Se podía usar rosado y gris, celeste y rosado, violeta y lila, verde y amarillo. Pero era muy importante que se usara delineador azul o negro, rimmel azul, negro o lila, colorete que se notara, fucsia o rosa en lo posible, y después mucho polvo arriba. En los labios había dos posibilidades: fucsia y brillo, o nacarado con delineador, todo esos salía de la tele y las revistas, pero, sobre todo, de Madonna y Boy (por no desdeñar a los Duran Duran que hacían lo suyo) Empecé a maquillarme a full con base y todo. Hacia los 17 ya era una mascarita. Todas lo éramos. En esa época quise aprender maquillaje con Julio Pierrotti porque siempre maquillaba a mis amigas para ir a los bailes. El era el mejor acá, hacía maquillaje social y teatral. Había averiguado todo pero el día que fui a empezar los cursos me dijeron "Pero las clases ya empezaron hace dos semanas..." De la calentura que me agarré me fui llorando por la calle. Qué triste me puse. Todo por culpa de Boy George. Encima mi padre me había dicho que no quería que estudiara esas pavadas y que no me daría el dinero. El quería que yo estudiara una carrera universitaria, algo más "serio", si tenía que hacer un curso que fuera dactilografía en la academia Pitman (igual que él había hecho hacía muchos años) Fue lo que hice, aunque la mayor práctica la agarré en el periodismo, debo reconocer que las viejas locas de la Pitman me dieron una base.
En la actualidad no me maquillo nada, cero. Me resulta una molestia el maquillaje. Ya en los noventa dejé de hacerlo. Todo era por la influencia de los ochenta.
Fue gracioso enterarme en E Hollywood Story que Boy George era un alma sensible que se había enamorado del moreno del grupo y no había sido correspondido, y que a él le había dedicado aquella famosa canción de Culture Club "Do you really want to heart me". Pobre, qué triste historia. Me dio lástima por Boy. Tenía un par de temas buenos, buena voz y era totalmente excéntrico. Miren esta foto!!! Es de locos la vestimenta de absolutamente todos los integrantes.



Para que vean hasta qué punto llegaba mi habilidad con las maquinitas...yo no sabía que en el PACMAN había que comerse las pelotitas de las esquinas para poder comer a los fantasmas. Jugué aproximadamente un año sin percatarme. "¿Y cómo pensabas vos que era?" preguntó mi amiga Mercedes riéndose junto a mi hermana (y seguramente pensando "¡Qué nerda es!") Yo le respondí "Pensaba que los cambios aparecían solos" Ese día aprendí que más vale no meterse con cosas más complicadas de las que podés manejar. Me gustaba el Moon Patrol y el Space Invaders porque no tenían ningún truco. Los entendía. Eran lisos y llanos tal como era mi mentalidad de esos años. Y además no se trataba de comer y comer sino de escapar y escapar. Creo que tal vez yo tenía el prototipo paranóico más desarrollado que el ambicioso. Años más tarde tuve un juego de ATARI y ahí pude jugar al SPACE INVADERS y al ET sin que nadie me molestara.


Los viernes de noche, cuando estaba en sexto de escuela, allá por el 83, pasaban Los Magníficos con MR. T (inolvidable!) seguido de Remington Steele (con Pierce Brosnan y otra chica, hacían linda pareja pero nunca se concretaba) No me perdía este tandem por nada del mundo: eran viernes gloriosos, porque después venía cine de terror, y aunque se me cayeran los ojos seguía mirando ya acostada y con miedo.


Esta porquería nunca la miré. Pero alguien lo hacía en casa. Es imposible olvidar que esta serie, al igual que Dallas, existieron.


En los ochenta se popularizó el usar remeras o T-shirts con dibujitos de él. También había pegotines, cuadernos, tarjetas, toallones. Todo el merchandising con el perrito. Yo usaba también remeritas de personajes de Disney, como Mickey o Minnie, estaban a la orden del día. Recomiendo a cualquiera que repase la tira de Snoopy y descubrirá que Schulz -su creador- era un genio.

ET. La primera vez la vi a los nueve años. Lloré como una loca. Me encantó esa película. La segunda vez que la vi tenía veinte y pico. Quise hacerme la loca y dije "Vamos a ver ET de vuelta" Dicho y hecho. Pero cuando empezó la película y vi bajar de la nave a ET comencé a llorar de la emoción "ET", ahí estaba otra vez, fue tan fuerte el reencuentro que no lo pude creer. Seguía siendo la misma niña. Hace poco, con más de treinta años, volví a verla en el cable ¡y otra vez se me humedecieron los ojos! En la escena final, cuando ET se va y abraza a su amigo ¡qué bien está esa película! Si existe esa figura arquetípica que Jung mencionaba, "el niño interior", creo que ET es la película con la que más fácilmente podemos acceder a él. La parte de Halloween es genial, la escena de las ranas, la del placard, la de ET en la cuneta, cuando lo llevan para "salvarlo" y escapan con él, cuando vuelan en bicicleta a través de la luna, y ese dedo que se enciende en la oscuridad. Y la misteriosa partida de él con sus iguales. ET es uno de los personajes mejor creados de la historia del cine. I love ET.

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lunes, enero 24, 2005

ESCRITORES JOVENES URUGUAYOS (parte 3) 



Ella escribe en memoria de Proust y su magdalena, en homenaje a Pessoa y su desasosiego. Ella fluye en un río de asociaciones libres, caprichosas, desde el diván de un tiempo ya perdido o inventado -vaya a saber- hasta desembocar en el océano de tu inconsciente, de mi inconsciente, del inconsciente colectivo. Va enhebrando imágenes llenas de ternura, alucinación, sorpresa, va hilvanando un collar cuyas cuentas se repiten de tanto en tanto en un eterno retorno de hechos, personas, sensaciones que se vuelven a deshilvanar hasta empezar de nuevo. Prosa poética sin punto final, que remite a otros escribientes que nos tatuaron la piel del alma: Plath, Kawabata, Neruda, Onetti, Vallejo, Carver. Y así, delicadamente, hoja por hoja, pasa este pequeño libro tan rápido como una estrella fugaz, pero su estela permanece en la retina como esas cosas breves y hermosas, y vuelve a fundirse con partículas cósmicas que nos liberan en un rito de purificación. Vamos siendo arrastrados por esta prosa con pulso, música, y olor a limón, hasta desembocar en una nueva ribera más livianos, sabiendo que lo que nosotros somos otros también lo vivieron, otros lo también lo fueron, otros también lo escribieron.

Sofi Richero nació en Montevideo el 3 de febrero de 1973. Limonada es su primer libro de ficción y fue redactado durante la corta primavera del año 2002. El libro fue editado por Parker Subroducts & H Editores en diciembre del 2004 y el diseño está hecho por Fidel Sclavo. Además de escritora la autora dirigió el suplemento “Insomnia” de Posdata y actualmente es asidua colaboradora de Brecha.

“(…) y yo no tengo más que amigos, yo tengo los amigos como toros tienen los cargos de confianza y los asesores jurídicos y el consejo editor, los amigos tengo como unos faros en el fondo de la playa más oscura, faros en el recodo de la bahía del caminante nocturno, los amigos me reciben con mi saco de paño azul marino y me dicen forastera cuando llego, me dan una bienvenida azul eléctrico y dicen el placer es mío o el gusto es nuestro o gratamente impresionado, los amigos son los fareros que me suben al faro por las escaleras estrechas y me muestran el cinturón de cristal por donde pasa la luz explicándome con palabras de voz baja los amigos, ellos están explicándome las formas de unos naufragios antiguos que siguen repitiéndose como en ciclos obtusos, y mientras me aprietan las manos dormidas y me preparan el caldo los amigos me indican los peligros de las corrientes y el mar bravo, y sacan peces espadas de la bolsa de arpillera y pican el ajo los amigos, los amigos ponen cobijas y echan al perro alegre para que descanse en su lugar, y luego me cuentan el amor al capitán y la desgracia del barquero, los amigos tienen miel, cebolla y azúcar rubia en un cuarto de conservas, y me hacen el jarabe de la tos y sólo demoran un ratito, y luego me despiden desde el umbral iluminado y me ponen una medalla en la mano, y me cierran el puño, y con una santa y una cruz para el camino de vuelta me voy de los amigos o con que todo sea luz alrededor de tu nombre me voy, y así me voy segura, y por la arena saco mi pipa, y las hebras de tabaco del saco de paño azul marino, y fumo como una nube de luz de un faro que dejo atrás, y la empinada de la orilla me tiene sin cuidado y ni los teros me intimidan cuando voy con mi pipa, por la arena voy recogiendo cucharas y esperando luz del faro como quien breve besa una fotografía, y ellos propinan luz que viaja como pelusa de oro a escasos centímetros de mis hombros, se me enciende el aire que rodea al cuello flaco de rodilla de pájaro con el viento de luz que proveniente de ellos y sus faros dejados por mí atrás y tengo brillantina volátil, en milésimas doradas entreverándose en el pelo que viene con mi marcha, y así estoy segura por la boca del lobo o por la garganta del diablo o por el vientre de la ballena, ,con esa luz princesa como nubes inofensivas que protegen mi marcha cuando me voy de ellos, así me voy”


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jueves, enero 13, 2005

ESCRITORES URUGUAYOS JÓVENES (parte 2) 



Esta es la segunda entrega de este ciclo dedicado a difundir jóvenes escritores uruguayos. Esta vez le toca el turno a "QUE DIFICIL ES SER DE IZQUIERDA EN ESTOS DIAS Y OTRAS HISTORIAS DE AMOR" de GABRIEL SOSA, Editorial Planeta, diciembre 2004

En "La bondad de las mujeres", un hombre ve cumplidos sus más íntimos anhelos de perfección cuando rememora de qué forma su ex-novia ha solucionado, antes de dejarlo, uno de sus tantos problemas: poner en su lugar el canastito del duchero.

"Esto duró hasta que empecé a salir con esta persona, más concretamente hasta el primer día en que durmió en casa. Como al otro día ella trabajaba, nos levantamos muy temprano. Se duchó mientras yo preparaba café, y luego la acompañé a tomar el ómnibus. De vuelta en casa me saqué la ropa, abrí las canillas y me metí en la ducha húmeda aún de su baño. No fue hasta que quise enjabonarme el pelo que noté que la canasta no estaba en su lugar. Se habrá caído, pensé en un segundo, todavía con la mano estirada hacia el sitio que ocupaba generalmente, o la habrá sacado ella para cerrar la canilla, y la habrá dejado en algún lado cercano. Pero no. Era cierto que ella la había sacado del lugar, pero no la había dejado en cualquier lado. La canastita estaba cómodamente colgada donde siempre debió haber estado, en la posición perfecta. Debajo de las llaves de la ducha, a unos cuarenta centímetros del suelo, languidecía una canilla común de bronce. Hasta ese momento apenas había reparado en ella, jamás le había encontrado uso, ni siquiera sabía si funcionaba, y si me hubieran preguntado en algún lugar que no fuera el baño sobre su existencia, habría dudado. Ahora la canilla estaba ahí, innegable, y de su hasta ese momento inútil caño colgaba la canastita con el shampú, la crema de enjuague, incluso el cepillo para la espalda. Durante dos meses había tenido la solución frente a mí, había apoyado en ella el pie para enjabonarme los talones, y no había sido capaz de verla. Mientras el agua me caía en la coronilla y yo miraba absorto la canastita me vino a la mente el hermoso título de un libro de J.G. Ballard que había leído hacía unos años. Se llama La bondad de las mujeres. Yo miraba la canastita mientras el agua salía progresivamente menos caliente, y pensaba en las mujeres, ,y en su bondad. No bondad porque sean buenas, que las hay que lo son y hay las que no son, como todo. Bondad como una capacidad de reconfortar, de curar, de hacer la vida soportable, de brindar un bienestar que está muy lejos de, y que no tiene contacto con, el confort material. Es una capacidad innata, que ellas ni siquiera parecen percibir. ¿Qué les damos nosotros a cambio? No sé, y me parece que nunca lo voy a averiguar. " "La pareja de al lado sigue discutiendo. Ella le dice algo así como "¡Es tu hermana, hacéte cargo, a mí que no me vengan a joder más con las pavadas de ella!" El murmura una respuesta, y ella sigue chillando indignada. La gente se casa, pienso. Se encuentra, forma parejas y se pone activamente a pasar la vida juntos, cueste lo que cueste. Me parece que yo no soy así. A lo mejor podría tener hijos, pero nunca podría estar toda la tarde gritando. A lo mejor es que nunca maduré, nunca voy a poder hace lo necesario para llevar una pareja adelante, con todo lo que eso significa. O a lo mejor, y esto es más consolador de pensar, nunca tuve suerte, nunca encontré a la adecuada, o si la encontré no la supe reconocer. Otra canción de The Smiths (o alguna de las ya citadas) dice "And for once in my life, let me get what I want, God knows it would be the first time". La desagradable mujer de al lado está recalcándole a su marido que la culpa es toda de él. El marido le dice (ahora en un tono que puedo oír desde mi ducha) que ya lo tiene harto siempre con reproches, que si se cree que ella es una joyita o qué mierda se cree. La gente se junta, se casa, tiene hijos, hace planes para el futuro y contra viento y marea incluso los cumple, o lo intenta. Yo tengo una canastita que ella colgó en el lugar debido, pienso que no todo terminó. La volveré a ver, o no. Cumpliré mis modestos anhelos, o no. Hace unos meses tenía frío, me duchaba para entrar en calor y algo estaba mal en mi ducha. Ahora es primavera, el aire huele bien, estoy solo y dolido pero algo, aunque parezca mínimo, se corrigió en mi vida. Algún día todo va a terminar, algún día voy a estar demasiado viejo y cansado para ilusionarme de nuevo y preguntarme si una u otra será realmente la correcta, y si pare ese momento todavía no la encontré, o no me resigné a una mujer a la que le parezca normal gritarse toda una tarde por sentirse ofendida, abandonaré y me resignaré. Algún día va a pasar eso, pero hoy todavía no, y todavía quiero a la mujer que supo cómo solucionarme un problema que me superaba, y me lastimó y me dejó, pero me dejó herido y maravillado. A lo mejor en el futuro resulta que sí, que ella era la correcta. O no, no era ella, pero aparece otra igual de maravillosa, o un poco menos o un poco más. Y si todavía no estoy listo, a pesar del dolor y el enojo, para abandonar las esperanzas, es paradójicamente gracias a ella, la que se fue, que me hace sufrir pero me cura. Y mientras la pareja de al lado sigue gritando (parece que la suegra de la mujer chillona le quiso enseñar a cocinar a su ñieta, un error terrible), pienso que a lo mejor ese es el secreto, que la maravilla de la bondad de las mujeres es que, incluso cuando nos lastiman de la peor manera, nos recuerdan que estamos vivos. "

Extracto del cuento "La bondad de las mujeres" (epílogo)

Sumergirse en este libro es casi como leer un cuento de hadas tras otro. Aparecen las mujeres caracterizadas alternativamente como: la bella princesa encantadora, el hada madrina, la bruja de la manzana envenenada, la vieja tenebrosa, la mujer vampiro. Todos los arquetipos femeninos están aquí, sin que se note. En cada relato el narrador (casi siempre en primera persona) descubre uno o más aspectos ominosos de sus enamoradas, como un Nick Hornby o un Woody Allen a la uruguaya. Si no logra identificar a su alrededor a uno de estos solteros incurables, corazones solitarios pero no por eso menos soñadores, que pasaron hace rato los treinta, usted no es de este país. El título del libro alude a un relato con mucho ritmo en el que el protagonista -vendedor de una casa de discos y protagonista de una gran historia de amor ridículo- es persuadido por todos sus amigos y de todas las maneras posibles de que esa chica objeto de su amor "no es para él". Hasta que se convence por la vía de los hechos de que lo que lo que la tradición dice no está tan errado.

Gabriel Sosa nació en Montevideo en 1966. Es periodista, crítico y escritor. Ha colaborado en diversos medios de prensa, incluyendo las revistas Posdata y Latitud 30 35. Desde 1996 es colaborador habitual de El País Cultural. Su primer libro de relatos fue Orientales excéntricos (Cauce Editorial, 2001).


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martes, enero 11, 2005

ESCRITORES URUGUAYOS JÓVENES (parte 1) 


Con el verano han llegado nuevos libros de escritores uruguayos. Como he podido por suerte leerlos, voy a comenzar este ciclo que se llamará ESCRITORES URUGUAYOS JÓVENES. Y esta es mi primer entrega. Mi interés es un poco difundir, dar a conocer la producción de la poca sangre joven que tenemos. Para mí es como un poco de oxígeno para el 2005. Espero que lo disfruten.


Ponga en la coctelera el ansia de curiosidad de "El principito", agrégele una pizca de desencanto de "Un mundo feliz", déle un toque de "Viaje a las estrellas", un poco de tristeza condensada del Río de la Plata, varios cubitos de hielo para desdramatizar, un chorro generoso de humor y de cultura pop, una pizca de los ochenta incluyendo una Pepsi, un alucinógeno a elección, unos gramos de posmodernidad, más ciencia ficción, bata bien y ya puede disfrutar de este extraño trago. Después de formarse en la Academia y aprender a tolerar la soledad de un cielo estrellado, la protagonista de este relato se lanza al espacio con una misión que irá desentrañando junto al lector página por página, planeta por planeta. Es otro Universo del que estamos acostumbrados, un lugar donde las cosas son exactamente como Mardero las imaginó, un espejo que refleja la Tierra al revés, donde la copia -extrañamente- podría ser más exacta que el original. Natalia Mardero nació en Montevideo en 1975. Es Licenciada en Comunicación Social. Además de escritora y dramaturga, se desempeña como periodista y redactora creativa en publicidad. Su libro Posmonauta (Editorial Latina, 2000) recibió el Premio Municipal de Narrativa 1998 y el premio Revelación Bartolomé Hidalgo en la Feria del Libro de Montevideo 2001. "Guía para un Universo"es su segundo libro.

"EL PLANETA DE LOS MUERTOS

El planeta de los muertos es simplemente eso: el planeta de los muertos. El lugar a donde van nuestras almas. Imaginen la reacción en la Tierra cuando las cadenas televisivas mostraron las primeras escenas del lugar. Todos nuestros antepasados están ahí. Todos. Y a la Tierra llegaban imágenes de fantasmas sonrientes y desordenados. Más de uno reconoció en la pantalla a alguna esposa, algún hijo, algún abuelo, algún tataratío. Las empresas de turismo intergaláctico no se hicieron esperar, y pronto cientos de excursiones volaron hacia allí. El planeta en sí: un gran desorden. ¿Para qué quieren las almas vivir con los criterios que las rigieron en la Tierra? Pero en vista de que los vivos los habían encontrado, hicieron un esfuerzo. Se dividieron por país, región y edad, así podía ser más sencillo localizarlas. También estaban las secciones más populares, una especie de Disney World con todas las almas famosas divirtiéndose. En verano hacían recitales John Lennon, Beethoven, Gilda, ,Elvis, Janis, Mateo, Sid Vicious, Patsy Cline, Sinatra, Joey Ramone, María Callas, Gardel, Selena, y todos los músicos mueros que uno pueda imaginar. Los parques se llenaban de gente que buscaba en los diferentes escenarios el artista preferido. También había tours por las casas de los famosos. Una de las más populares era la de Judy Garland, a la que se llegaba recorriendo un largo y serpenteado camino de ladrillos amarillos. De todas formas con el tiempo se descubrieron planetas que proporcionaban más excitación a los viajeros, y el planeta de los muertos dejó de tener la popularidad de los primeros meses. Ver a los parientes e ídolos antes de tiempo era un lujo muy caro que, comparado con otras ofertas, era innecesario darse."

"DIARIO DE VIAJE 11 Mi día libre. No hago mis ejercicios, no voy a la sala de proyecciones (no quiero ver ninguna película donde se muestre la Tierra , me pondría a llorar), no voy al bar. Hace dos horas que estoy en una encrucijada. Se me pasó por la cabeza que podría renunciar, ya, ir ahora a pedir una cita con el Capitán y apenas pueda entrar en su amplia oficina, espetárselo ahí, relajada, sin ningún problema. "Señor, me bajo en la estación próxima. Me vuelvo". Y él me va a poner una cara de "con calma", va a buscar mi carpeta en su archivo, va a revisar mi rendimiento, entonces me va a pedir que tome asiento. Y querrá que le diga por qué, y pondrá un tono de voz más paternal, y sugerirá que no vaya tan rápido, que por qué no tengo una charla con el especialista. Y yo no, no quiero que me den un para de pastillas y me convenzan de seguir a bordo. No quiero estar a bordo. No quiero seguir formando parte de esta nave, ni de esta tripulación. No quiero seguir durmiendo en una cama estrecha y entre cuatro paredes que me agobian, me ahogan. No quiero esperar para ir a Zubelmia ni a ningún otro lugar. El Universo es inmenso. Tan inmenso que no puedo soportarlo, no puedo pensar en el espacio debajo de mis pies, la nada debajo de mis pies, la nada sobre mi cabeza y contra los cuatro costados. No sé por qué pasé la prueba, ellos tendrían que haberlo sabido, saber que no estaba lista, qu eno era lo suficientemente fuerte o estúpida para esto. ¿Por qué tantas pruebas?, ¿por qué tantas vallas, si dentro de mí estaba esto y fueron incapaces de detectarlo? Se equivocaron. Alguien que dabería estar acá está allá, mirando las estrellas desde la azotea de su casa. Esperando otra prueba. Otra oportunidad. No sé qué me va a pasar en casa si vuelvo. Las cosas no van a ser las mismas. Además...no sé hacer otra cosa."

Fragmentos extraídos de "GUIA PARA UN UNIVERSO" de Natalia Mardero Ediciones Cauce, diciembre 2004 .

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