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viernes, agosto 14, 2009

AVISOS CLASIFICADOS: BUSCO GUITARRISTA 

"El encuentro de dos personalidades es como el contacto entre dos sustancias químicas: si existe una reacción, ambas se transforman."

"La creación de algo nuevo no se logra con el intelecto, sino por el instinto lúdico que actúa desde una necesidad interior. La mente creativa juega con los objetos que ama."

C.G Jung




"Jamás aprenderemos nada hasta que aceptemos el hecho de que la vida misma se basa en el misterio"

Henry Miller

"La vida se encoge o se expande en proporción al coraje de cada uno"

Anaïs Nin






"El arte es una acción del alma y no del intelecto. Cuando estamos tratando con los sueños de la gente, con sus visiones, entramos en el ámbito de lo sagrado. Nos relacionamos con fuerzas y energías que exceden a las personas; estamos empeñados en una transacción sagrada de la cual conocemos muy poco: la sombra y no la forma.
Por estas razones es fundamental que cualquier agrupación de artistas se base en un espíritu de confianza. Invocamos al Gran Creador cuando invocamos nuestra propia creatividad, y esa fuerza creativa tiene el poder de alterar las vidas, hacer cumplir un destino o responder a nuestros sueños.
Como artistas, pertenecemos a una tribu antigua y sagrada. Sabemos que el espíritu se manifiesta a través de todos nosotros; cuando tratamos unos con otros, estamos tratando no solamente con nuestras personalidades humanas sino también con el acervo invisible pero siempre presente de ideas, visiones, historias, poemas, canciones, esculturas que moran en el tiempo de la conciencia y esperan su momento para nacer al mundo.
Debemos ayudarnos unos a otros en el alumbramiento de nuestros sueños. No podemos trabajar por otros, pero podemos alentar su labor y apoyarla hasta que llegue a la madurez.
La envidia, la crítica y los chimes no tienen lugar entre nosotros, como tampoco el malhumor, la hostilidad, el sarcasmo o la competencia. Estas actitudes pueden ser comunes en el mundo, pero no pertenecen a nuestro ámbito como artistas.
El Círculo Sagrado se construye sobre la base del respeto y la confianza. La mejor imagen que le corresponde es la de un jardín, en el cual cada planta tiene su nombre y su lugar. Ninguna flor ocupa el lugar de otra; cada pimpollo tiene su belleza única e irremplazable.
Nuestras manos de jardinero deben ser gentiles; no podemos arrancar las ideas antes de que hayan florecido. Debemos acompañar los procesos de crecimiento, latencia, ciclos estacionales, floración y siembra. No nos apresuremos a juzgar ni a forzar el crecimiento de manera antinatural. Demos lugar al artista juvenil para que intente, para que se equivoque y vuelva a intentar. Recordemos que en la naturaleza del mundo toda pérdida tiene un significado. Lo mismo vale para nosotros; bien usado, un fracaso puede ser el abono que nutra el éxito de la siguiente estación creativa. Recuerda que la maduración y la cosecha son procesos a largo plazo y no una receta rápida.
El arte es una acción del alma; la nuestra es una comunidad espiritual."

Julia Cameron El camino del artista

Bueno, vamos al grano. Como dije, ESTOY BUSCANDO GUITARRISTA para mi proyecto.

Los que estén interesados escriban a patriciaturnesmusica@gmail.com o a chicavuducorazon@gmail.com

Me gustaría hacer un dúo, al estilo de los Carmen Sandiego, por citar un grupo de acá que sigo y me encanta.

Para los que quieran escuchar la música que subí, http://www.myspace.com/patriciaturnesmusica



Hace tiempo que vengo en un proceso de componer. He grabado muchas canciones yo sola con mi guitarra(como 200 o más) con un grabador pequeño y las he bajado a la computadora. Lo que está subido al Myspace son temas que hice con Nicolás Rodríguez y que grabé en un estudio diez años atrás. Son temas largos, así que paciencia para el que los quiera escuchar.

En cuanto a INFLUENCIAS, voy a copiar exactamente todo lo que escribí en mi Myspace por si hay algún haragán/haragana que no quiere esperar.

Mateo - Juana Molina - Leo Maslíah - Alberto Wolf - Leonard Cohen - Carmen Sandiego - Los Traidores - Los Estómagos - Love & Rockets - Jesus & Mary Chain - Nirvana - Hole - Sonic Youth - Pixies - Neil Young - The Beach Boys - Dinosaur Jr.- P.I.L - Sex Pistols - Eeels - Breeders - Amps - Smashing Pumpkins - Spinetta - Gabo Ferro - Placebo - Madonna - Bob Dylan - Rosal - Freddy Mercury - Abba - P.J Harvey - Nick Cave - Darnauchans - Jaime Roos - Buenos Muchachos - Joy Division - The Smiths - Morrissey - Charly García - Daniel Melero - Virus - Depeche Mode - Beck - Legiao Urbana - Ramones - Devo - Talking Heads - David Byrne - Syd Barrett - Mazzy Star - Bauhaus - B..52..s- Bjôrk- Portishead - David Bowie - Dino - Exilio Psíquico - Erasure - Pet Shop Boys - Beastie Boys - The Stooges - The Rolling Stones - Sumo - The Velvet Underground - Air - Daft Punk - Siouxie & The Banshees -Exilio Psíquico - Magnetic Fields - New Order - Patti Smith - The Clash - Atahualpa Yupanqui - Cat Power - Samantha Navarro - Silvia Meyer - Julio Sosa - Zitarrosa - Miranda - Babasónicos - Dani Umpi - Blondie - Television - La Hermana Menor - Jaime sin Tierra - Tom Waits - Radiohead - Black Sabbath - David Lynch - Kitano - Hermanos Cohen - John Cassavetes - John Waters - Wes Anderson - Antonioni - Pasolini - Scorsese - Eric Rohmer - Billy Wilder - Godard - Herzog - Jim Jarsmuch - Capote - Carver - Richard Ford - A.M Homes - Chejov - Flaubert - Dostoievsky - Sábato - Borges - Kawabata - Murakami - Carson Mc Cullers - Alejandra Pizarnik - Sylvia Plath - Celine - Salinger - Bukowski - Banana Yoshimoto - Nick Hornby - John Updike - John Cheever - Thomas Bernhard - Mario Levrero - Juan Carlos Onetti - Idea Vilariño - Henry Trujillo - Natalia Mardero - Felisberto Hernández - Ignacio Alcuri - Armonía Somers - Marosa Di Giorgio - Henry Miller



Voy a hacer lo mismo con mi BIOGRAFÍA. Copy&Paste de todo lo que ya escribí ahí. Ahora sí, les recomiendo que se preparen un mate, té, café o bebida espirituosa, porque viene para largo.

TODA LA VERDAD ACERCA DE MI MÚSICA
Desde chica yo soñaba con dos cosas: ser una escritora al estilo de Jo de "Mujercitas" y ser parte de un grupo musical. Mi referente era Los Parchís. Lo primero se cumplió con el tiempo, no sin esfuerzo de mi parte. Lo segundo tuvo algunos retrasos. Mi primer contacto con la música fue en Buenos Aires. Yo tenía cuatro años. Recién nos habíamos mudado, exiliado, como quieran llamarle, y vivíamos en una pensión bastante linda, donde me hice amiga de una chica que tocaba la guitarra muy bien y se sabía todo el repertorio de María Elena Walsh. Yo subía de tardecita a su habitación y me entretenía cantando. Ella fue mi primer referente. Luego recuerdo que en el jardín de infantes había educación musical. Nunca olvidaré los famosos palos de madera con los que uno podía seguir el ritmo de las canciones. Ese fue mi primer instrumento. Recuerdo que nos hacían correr alrededor de la mesa y parar cuando se detenía la música. ¡Cómo me divertía con eso! En primero de escuela -plena dictadura en Bs. As.- nos veíamos estimulados a cantar el himno nacional y tantas otras canciones patrias. Comenzó a nacer en mí una intérprete exquisita, realmente me copaba cantando el himno. De pronto nadie se enteraba de lo apasionado de mi canto, pero a mí me alcanzaba con sentir ese calorcito por dentro. La música ya me transportaba. Me acuerdo que cuando alguien se reía en clase, la profesora de música, en tono solemne, decía al niño de turno: "¡No le falten el respeto al Himno Nacional!” Cuando tenía siete años mi madre mandó a mi hermana a un curso de plástica. Silvy era dos años menor que yo y dibujaba muy bien. Sentí que nadie se había percatado de mis necesidades. Como me iba tan bien en la escuela pensaban que con eso me bastaba ¡Nada más lejos de la realidad! Mientras escribía aquellas hermosas redacciones y la maestra me felicitaba, yo soñaba con ser pianista al igual que mi padre en su juventud. Así que presioné a mi madre para que me mandara tomar lecciones de piano. Caí en manos de una profesora un poco chapada a la antigua, una Cunegunda López, diría Leo Maslíah. Gracias a sus lecciones de solfeo, que consistían básicamente en llenar y llenar cuadernos pentagramados con notas como do-re-mi-fa-sol-la-si-do y distinguir cuánto dura una redonda y cómo se dibuja, de cuánto dura una semicorchea y cómo se dibuja, en pocos meses me hice una experta en la escritura musical. Recuerdo una tarde en la que pasé de estar sola en la mesa y la silla, a estar con ella en el sillón. Era el día en el que tenía que repetir de memoria todo lo que había aprendido en varios meses. Salí ilesa de la prueba. La tercera etapa del aprendizaje consistió en pasar al piano. Pensé que iba a poder relacionar los garabatos que con tanto ímpetu había dibujado con aquellas teclas blancas y negras. Pero nada, estaba como zombie, no se producía ninguna asociación en mi cerebro. La profesora me explicaba la partitura, todavía tenía un poco de fe en mí. Me hacía una versión de prueba de lo que era el pentagrama lleno de notas que me había puesto abierto frente a mi cara. Se iba un rato a hacer cosas, quién sabe qué, y cuando volvía yo trataba de tocar lo que había memorizado de lo que ella había tocado. Ahí lo que desarrollé fue un oído increíble, ya que trataba de aprenderme largos tramos de memoria, imitando. A consecuencia del mal funcionamiento de la dinámica, la profe se dio cuenta de que yo no entendía un corno, ella no logró descubrir porqué yo no comprendía, o qué problema había yo tenido al pasar de la teoría a la práctica. Había un desfasaje, ella no supo ayudarme en esa transición. Así fue como me desmotivé y dejé de ir a su casa llena de carpetitas tejidas a mano y con olor a vieja solterona pero feliz – el aroma era una mezcla de clavo de olor con un poco de canela, así lo recuerdo-. Me dio lástima largar, pero no me quedaba otra. No me di por vencida. Al año siguiente lo intenté con la guitarra. Iba con unas chicas muy modernas. Ellas estuvieron todo el año enseñándome canciones con acordes que se me olvidaban constantemente. Para fin del curso hacían una fiesta de disfraces en la que cada niño interpretaba su canción. No recuerdo que pasó con mi puesta en escena. Probablemente no llegué a hacerlo. Otro año infértil. Ya a los ocho años decidí que quería un pianito. Para mi cumple me regalaron lo que yo quería. El pianito se parecía, por su estructura, a una máquina de escribir antigua: en la parte de arriba tenía ranas de plástico de diferentes colores que abrían su boca al tocar la tecla correspondiente. Eso me hizo sentir mejor. Podía tocar libremente, sin restricciones. Al año siguiente, para los nueve, ya pedí un modelo más cercano a mis necesidades. Era un teclado común, chiquito, que venía con colores pasteles que te indicaban la nota que estabas tocando. Venía acompañado de un librito que traía piezas básicas que todo niño puede aprender, como el "Feliz cumpleaños" o el "Oh, Susana". Con eso también marché bien por un tiempo. Debo citar como gran influencia musical a mi padre, que siempre me regalaba discos sin que yo le pidiera. Además, los domingos –que era su día libre- nos íbamos de excursión por el Gran Buenos Aires en un lindo Peugeot y siempre escuchábamos música clásica de la mejor. Él se extasiaba tanto que llegaba a manejar sosteniendo con una mano el volante y con la otra hacía como que dirigía una orquesta. Estaba en su mundo. Él es un apasionado de la música que estudió piano durante años y dudó entre ser concertista o ser médico. De joven iba mucho a los conciertos de música clásica. Después decidió ser un profesional universitario. Nunca más tocó el piano ¡Pero ya le voy a regalar uno cuando menos se lo espere! Luego vino la época de la adolescencia. Yo la viví en Maldonado. La música pasó a ser mi principal hobby y el lugar desde el cual me situaba en la vida. La música pasó a ser mi refugio, mi trinchera, mi lugar de goce, lo que definió mi identidad. Tenía un vecino casado con hijos que escuchaba Charly García y Michael Jackson. Me dejaba ir a su casa a tocar el teclado y me prestó sus discos y su equipo de audio para organizar una fiesta en el edificio. Me hice fan de Leo Maslíah. En mi casa había unos discos de él, yo me compré en Palacio de la Música los que faltaban. Hacía karaoke con mis amigas a ver quién se sabía todas las canciones de memoria. Siempre ganaba yo, claro ¡era bien freakie! A los catorce me identifiqué con Madonna, me compré su casete “Like a Virgin”, compré otro de Wham!, dos de U2, varios de The Police, otros de los Talking Heads y el infaltable "Llena tu cabeza de rock 85". Con mi grabador doblecasetero que había pedido para los 15 empecé a grabar también música nacional: Traidores, Estómagos, Los Tontos, El Cuarteto de Nos. En Maldonado mi barra de amigos también escuchaba mucho Beach Boys y Bob Marley, ya que unos cuantos practicaban surf. No es que fueran muy chetos, sino que Punta del Este se presta para este deporte y casi todos escuchaban esa música. A mí me gustaba mucho New Order, Depeche Mode, B..52..s y todas las bandas nuevas que iban apareciendo. Solía tener mis casetes con mi música preferida y bailaba horas sola. Cuando empecé segundo de liceo nos mudamos para Montevideo. Empecé a conocer personajes extraños: en Montevideo ya existían las tribus urbanas. Conocí a un compañero de clase que en ese mismo año pasó de ser un metalero a ser un new romantic. Su incoherencia me pareció genial, hablaba de libertad interior, de una desesperada necesidad de identificarse con algo. Lo admiraba por su elegancia, su estética y sus conocimientos musicales, fuera de eso, objetivamente -para los demás- él era un repetidor y un burro. Para mí, él era James Dean, un transgresor, un rebelde sin causa. Al poco tiempo yo también me corté el pelo "new wave", o algo así. Le pedí a mi padre que me llevara al cine a ver la peli "Desesperadamente buscando a Susana". Me compré un trajecito a lo David Bowie -chaqueta blanca y pantalón rosado-, lo usaba con unos guantes sin dedos de encaje y una corbata finita de cuero, para los pies había elegido unas medias rosadas de nylon cortas y unos zapatos de punta blancos acordonados. Yo me sentía realmente a la vanguardia. Una incomprendida. Eso era lo que quería ser. Iba a los bailes y no encajaba: mientras el interés de todas mis amigas era apretar, yo estaba realmente interesada en adivinar cómo se llamaba el tema que vendría a continuación, el nombre del grupo también. Era como un entretenimiento bien de nerd. Y así pasó mi adolescencia. Me hice amiga de dos hermanas que escuchaban música oscura, se ponían largos sobretodos para ir a los bailes y se pintaban los ojos de violeta. Eran darks o góticas, qué se yo. Escuchaban Bauhaus, Love & Rockets, The Cure, Siouxie. Fumaban porro. Después mi mundo se amplió un poco. Me hice amiga de una chica que también fumaba porro pero que le gustaba más bien música tipo Doors, Sui Generis, Darnauchans. Ella era gremialista y anarquista. Ella tenía un amigo que escuchaba Jethro Tull, Led Zepellin, Pink Floyd. El espectro se iba ampliando. Hasta que me enamoré. Mi primer novio me lo presentó esta amiga. Era un chico sencillo, al que le gustaba mucho el blues, los Creedence, los Stones. Tocaba la armónica y eso me cayó bien. Fuimos todos los sábados a aprender guitarra con él y con mi tío Carlos. Algo avanzamos. Después de dos años y ocho meses mi relación con él se terminó. Conocí a un chico que estudiaba historia y al que le gustaba Leonard Cohen. Conocí a otro que estudiaba periodismo y al que le gustaba mucho Spinetta. Había empezado el tramo mutante de mi vida, esta nueva etapa se caracterizaba por hacer descubrimientos musicales cada vez que conocía a un chico y compartir con él toda mi discografía. Empezó a manifestarse en mí una adicción a los chicos, al estilo del síndrome que describe “Mujeres que aman demasiado”. Fue así fue como llegué hasta H., que fue mi gran amor desde los 21 a los 26. Él era el clásico chico dark que vivía en el suburbio y escuchaba Jesus & Mary Chain, Nick Cave, Television, Legiao Urbana, Tom Waits, Traidores, Estómagos. Le encantaba ir a Juntacadáveres. Íbamos a recitales de los Supersónicos, de Los Chicos Eléctricos, Exilio Psíquico, Los Gallos Humanos. Era la escena de principio de los noventa. Solíamos ir a Amarillo, donde también vi por primera vez a los Buenos Muchachos. Él escribía al igual que yo. Teníamos una relación muy intensa a la vez que nos colgábamos mucho con el proyecto que él había creado, una revista subte que se llamaba Viajero de Piedra Muerta. Después conocí a R., un chico de la facultad que era fanático del grunge, se copaba con Neil Young, Nirvana, Pearl Jam. También le gustaban los Stooges, Beastie Boys, Cypress Hill. Fue justo en 1994 y teníamos muchos temas en común. Comentábamos los suicidios de cantantes de bandas grunge o similares. "¡Se mató Kurt Cobain!". "¿Viste que murió el de Blind Melon?". También ese año murieron Bukowski y Onetti. R. me prestó el “Acid Eaters” de los Ramones, buenísimo disco de covers, que me encantó. Yo también le prestaba discos. Él siempre venía fumado a la clase. Yo seguía haciendo la revista "Viajero de Piedra Muerta" junto a H. Pero el amor decidió cambiar de morada. Un verano H. me dijo que me llevaría a conocer una gente que estaba haciendo una música que estaba buena. Me encontré un sábado de tarde sentada en una sala de ensayo al fondo de la casa de N., en Solymar, escuchando una música bien enferma que me voló la cabeza. Ruido, distorsión, emociones profundas saliendo caóticamente. Recuerdo que apagaron la luz y tocaron a la luz de una vela ¡Una música de puta madre, con el spleen de París! -creo que el mismo Baudelaire andaba por ahí tomando vino con nosotros, flotando en la habitación-. Vi mucho talento ahí y se los dije. Nico tocaba la guitarra y el amigo componía. A Nico le llamó pila la atención que yo fuera la autora de la nota sobre Kurt Cobain que había publicado el País Cultural hacía un tiempo y que él tenía colgada en su cuarto. Desde el principio hubo un gran respeto creativo entre nosotros. A él le gustaban Los Beatles, Pink Floyd, Radiohead, The Smiths, Morrisey, Smashing Pumkings, Joy Division, Los Pixies. Hicimos algunas peñas en un lago de Shangrilá. Ahí, haciendo una versión de Sweet Dreams de Eurythmics, descubrí que me gustaba cantar con Nico. Me acuerdo que yo le iba diciendo qué acordes tocar y cuáles no, hasta que la sacamos de oído. Así empezó mi afinidad musical y amorosa con Nicolás, que duró ocho años y medio. Nos fuimos a vivir juntos al mes. Dejé a H. -H. era un chico de Virgo, son complicados, digamos que sus tiempos eran más lentos que los míos-. Yo estaba en plena adolescencia tardía a la vez que quería empezar a vivir como una adulta. Una mezcla rara. Así que Nico, pisciano, ya tenía su banda. Ahí empezó el síndrome de "Vos tenés tu banda y tocás conmigo, pero no hacés una banda conmigo". Empezó el rencor y la dependencia emocional. Componíamos música todo el tiempo. Para Reyes de nuestro primer año juntos yo compré un tecladito y un libro de poemas de Patti Smith. Improvisábamos cosas raras que grabábamos en casetes. Yo guardaba todo en una carpeta roja. Íbamos a ver grupos como Jaime sin Tierra, La Hermana Menor, El Otro Yo. A Nico le gustaba también Nirvana, Sonic Youth, Pulp. Solíamos ir a Cd Warehouse y canjear discos. Comprábamos bastantes discos. Escuchábamos el programa de radio “Dínamo”. Nos gustaba también la música de Beck y la de los Chemical Brothers. Por esa época yo hacía cerámica y mi profe me había grabado un casete que de un lado tenía "Rara" de Juana Molina y del otro el disco "Primitivo" de Alberto Wolf. A mí también me gustaba Mateo y tenía un par de discos. Por aquella época empecé a estudiar bajo con un amigo de la infancia de la barra de Maldonado que por cosas de la vida vivía en Montevideo. Tenía una sala de ensayo en la que se armaban reuniones de amigos y músicos. En aquél momento conocí a Mandrake Wolf, que daba clases de guitarra en la sala de mi amigo y en los entretiempos tomaba unos mates o unos vinos con nosotros. Le pedí su disco y lo fuimos a comprar a Agadu, "Nada de cosas raras". Me caía simpático porque no era el típico músico cantopopu, iba más allá. Tenía una actitud rebelde, era muy gracioso y usaba una remera de Marilyn Manson y por arriba una camisa grunge. En esa época yo me dedicaba al periodismo musical en Brecha y me interesaba saber un poco más de todo. Mi amigo José no me quería cobrar por las clases de bajo, así que yo terminé regalándole tres hermosos ceniceros de cerámica a fin de año. Me pasó buenos piques y me acompañó a comprar mi primer bajo. Fuimos a Bianco un par de veces, la segunda para concretar la compra del instrumento. Por aquella época íbamos mucho a Perdidos, que quedaba a la vuelta de lo de José. José aprovechaba para darme consejos acerca de mi vida sentimental, pero la verdad es que yo no creía que él pudiera darle consejos a nadie. Igual sé que lo hacía en una buena. Le compré el amplificador de bajo al novio de una amiga, B.. Nos dábamos mucho con B. y su novia, ellos escuchaban música dark y de vez en cuando traían alguna novedad, como fue para mí el primer disco que escuché de Placebo. B., casualmente, era segunda guitarra del grupo de Nico, así que necesitaban alguien que tocara el bajo. Hice una prueba. No andaba mal para componer, pero me vino pánico al entender la seriedad con que se tomaban las cosas. Decidí dejarle el lugar a otro. Igual, cada tanto me venían ataques de bronca con Nico porque yo quería que tuviéramos un grupo. Pero estaba difícil. El Club de Tobi siempre ganaba. Y yo no podía contra él. Ahora que me acuerdo, H. tocaba el bajo, a veces lo hacía con el novio de mi amiga, el que me vendió el bajo. Era un circuito bastante reducido. Todos se conocían. Pero a H. no lo vi más. Y de la cantidad de temas que hice con Nico, muchos estaban dirigidos a H. Yo lo extrañaba, estaba en el "duelo" de todo aquello que nunca se haría realidad. Así pasaron los años, estudié cine, Nico estudió fotografía, cada uno hizo su camino. Un día nos separamos. Nico tenía otro grupo y se enamoró de la manager. Se fue a vivir con ella. Ahora son felices. Yo también soy feliz. Me enamoré al poco tiempo de D., y ¿adivinen a qué se dedicaba además de trabajar? ¡Era otro maldito músico! Para mi sorpresa, me hallé otra vez siendo testigo de las maravillas y milagros así como escuchando las clásicas quejas de los músicos. Él se acababa de separar de su banda, el momento más difícil en la vida de un músico. A esa altura yo me había convertido en una especialista. Tenía dos opciones: o me convertía en terapeuta de músicos o iniciaba ya mismo mi carrera musical como fuera. Opté por la segunda: haría mi música contra viento y marea, sola, así yo también tenía mis propios problemas como música y no tendría que cargar con los ajenos. No quería depender más de otros músicos. Aclaro que tengo una amiga que también es música y su mejor amigo es músico y su novio es B., el mismo que era novio de mi ex-amiga. Así que seguimos en un círculo parecido. La música permanece. Conocí a todos los amigos de D., cada uno tomó un rumbo distinto después que el grupo que tenía se disolvió. No voy a detallar los gustos musicales de D., porque son muy parecidos a los de Nico pero hay que agregarle un especial interés por la Velvet y por La Hermana Menor. Le gusta el noise y la música experimental. Hemos discutido mucho por el tema de cantar en inglés o cantar en español. Yo digo que es mucho más difícil hacer una buena letra en español. Él dice que la letra no importa, que lo que importa es la música. Empecé clases con Alberto "Mandrake" Wolf para desintoxicarme de mi problema de dependencia con los novios músicos. Mi hermana, que ahora es maestra, me canjeó una guitarra que estaba nuevita por un diccionario de Inglés y unos cuantos libros que yo compré y de ahí en más yo practiqué con ese instrumento. Así que con Wolf me inicié en el mundo de la guitarra. Paralelamente presentaba al mundo mi segundo libro "Pendejos". Y mi vida más o menos cobraba cierto rumbo. Empezó a gustarme Dylan, The Who, aprendí canciones de Neil Young, Eels, Bowie, Jaime Roos, Mateo, Darnauchans, Dino, etc. Por fin había encontrado un profesor como la gente, alguien que entendía que yo primero debía tocar para poder aprender algo de teoría. Él se adaptó a mi ritmo. Le aclaré desde el principio que no me interesaba tanto lo técnico sino perderle el miedo a la guitarra y dejar de depender de otros para componer o interpretar temas. Con el tiempo me hice hice de un set de acordes más o menos respetable. Desde Levrero que no conocía a un maestro vivo que me marcara. También compartimos con Wolf el gusto por la literatura: yo le presto los libros que sé que le van a gustar y él lee como un condenado. Comparto la idea de Wolf de que en un tema la mitad es la letra y la otra mitad la música. En 2008 decidí empezar también clases de canto con Samantha Navarro, aunque ella también me enseña piques de composición y algo de teoría de guitarra. La primera clase ella me dijo que escuchara bien las voces de la gente, que la voz era algo único, una seña de identidad muy importante, no hay dos voces iguales. Me hizo escuchar radio Clarín, que me encanta, y me dio muchos ejercicios interesantes para cantar y componer. Los dos son unos cracks, no sé qué haría sin ellos. Así que mi plan de independizarme de los novios músicos funcionó. Salí de ese karma. Lo ridículo es que empecé a componer canciones acerca de mi ex, en este caso, Nicolás. Mi amiga Lucy, que es música, se dio cuenta del patrón repetitivo "¡Qué locura! O sea que cuando estabas con Nico hacías canciones sobre H. y ahora que estás con D. hacés canciones sobre Nico! ¡Muy fuerte!" Y bueno, naturaleza humana. Es como la poesía, sale de las heridas, no se puede controlar su contenido. La música es salvaje igual que la poesía. Sale de las entrañas. Las canciones que colgué en esta página son aquellas que grabé en 1998 con Nico en una sala de grabación de otro tío que se llama Ismael (hermano de Carlos, el que me enseñó guitarra con mi primer novio) La iniciativa de grabarlas fue mía, ya que todo lo demás lo grabábamos siempre en casete. Estuvimos a punto de formar un grupo con D., Nico y un amigo de D. Al final la idea no prosperó porque Nico cambió de idea a último momento. A partir de ese momento me di cuenta, nuevamente, del valor de ser independiente en la música. Yo sigo practicando aquellas canciones sola. Pienso que en algún momento me voy a animar a tocarlas frente a más gente. Con D. muchas veces vamos al fondo -ahí tiene una sala de ensayo bastante completa- y hacemos canciones. A veces nos reunimos con Lucy y su amigo Marcelo y también hacemos experimentos. De a poco mi vida se va abriendo a la música. Y eso me da mucho placer. He compuesto varios temas. Empecé de vuelta sola en febrero de este año y sigo haciéndolo con frecuencia. Para mi cumpleaños pedí un grabador digital que es bueno para grabar ideas. Lo uso bastante. Después bajo las canciones y las analizo con cierta perspectiva. Estoy en el mundo que siempre soñé, me asusta darme cuenta todas las posibilidades que brinda la música. No entiendo porqué no empecé antes. Creo que me daba miedo. Hace poco me puse las pilas y compré con mis ahorros dos guitarras electroacústicas, una con cuerdas de metal y otra con cuerdas de nylon. Al mes me compré un xilofón con un solo palo y una pandereta. Recién estoy aprendiendo a afinar. Lo técnico me cuesta. Pero no me doy por vencida. Ya sacaré provecho incluso de mis puntos débiles. Después tengo que editarlos. Va a ser un largo proceso que recién empezó. Y así voy. Creé este MySpace para compartir lo que hago con otros. Creo que podría llegar a ser una cantautora, si todo sale bien. No tengo muy claro si me interesa tocar en vivo. Lo que tengo claro es que la música es un pilar importantísimo en mi vida que ha regulado muchas más cosas de las que pensaba. Me doy cuenta que la música me transporta, me lleva a un estado de éxtasis, a veces de catarsis, otras de liberación, a una dimensión muy especial. Y no pienso renunciar al placer que me da. La música es mi jardín secreto, mi viaje de ida, mi aventura, mi lugar de encuentro con lo más auténtico de mí y de los otros. La música es mi vida espiritual. El lenguaje musical no tiene máscaras, no tiene fronteras. Hay mucho más de historia que contar, pero se haría muy larga esta biografía: digamos que por suerte mis compañeros y compañeras de trabajo han sido grandes fanáticos de la música y pasamos horas escuchando discos de todo tipo. La música siempre une. En esta época me siento agradecida por todo lo que la música ha aportado a mi vida. Y me doy cuenta de la importancia que tiene para mí. "Es buena para el planeta" diría el amigo de Lucía, entonces es bueno que yo lo haga. Y desde ya les digo a los que entren a esta página que espero que se diviertan un poco, y que algo del amor que deposito en estos temas les llegue a ustedes. Y si crecer es dejar la música atrás "I DON´T WANNA GROW UP!" como dice Tom Waits y bien cantan los Ramones. La aduana de la vida me podrá quitar muchas cosas, pero jamás me quitará la música. ¡¡¡BIENVENIDOS A MI ESPACIO!!!




Bueno, si llegaron hasta acá los felicito de corazón.

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