<$BlogRSDURL$>

miércoles, agosto 09, 2006

PATTI SMITH "HE ESTADO EN EL INFIERNO" 

En el post anterior dije que la entrevista que más me gustó del libro de Ima Sanchís fue la que le hizo a Patti Smith. A continuación la transcribo.




Patricia Lee Smith (Chicago, Estados Unidos, 1946), cantante y poeta, se crió en New Jersey en el seno de la familia de clase media-baja formada por Beverly, una ferviente testigo de Jehová, y Grant, un ateo convencido. La pareja tuvo cuatro hijos, tres niñas y un niño. Patricia era la mayor.
Smith estudió Historia del Arte en la universidad y soñaba con ser pintora. Llegó a Nueva York en 1967 con la cabeza llena de ídolos, entre ellos el poeta Arthur Rimbaud, el músico Keith Richards, y se relacionó con los artistas más innovadores de la época. Pasó una temporada con su hermana Linda en París, donde se ganaron la vida realizando performances. En 1971, otra vez en Nueva York, ofreció su primer concierto de “rock poético” junto a su amigo guitarrista Lenny Kaye. Ahí empezó su carrera como estrella de la música, pues en poco tiempo consiguió crear su propia banda, Patti Smith Group. Su primer álbum, Horses (1975), deslumbró al público y a la crítica; su música, la rebeldía de sus letras y su provocativa puesta en escena la encumbraron hasta convertirla en una leyenda del rock.
En 1979 contrajo matrimonio con el rockero Fred Sonic Smith, con quien tuvo dos hijos y compartió un retiro hermético en Detroit que duró hasta el fallecimiento de él en 1994.
Fue un viejo rockero, Bob Dylan, quien convenció a Smith de que volviera al mundo de la música. Lo hizo con gran éxito en 1996 con el disco Gone Again, y desde entonces Smith ha continuado presentando en público su trabajos discográficos y poéticos.


Me saluda juntando las palmas de las manos e inclinando la cabeza. La trayectoria extrema que ha llevado, al principio por voluntad propia y luego por voluntad de la vida, no la ha endurecido. Parece una niña de cincuenta y siete años. Habla con sosiego y no renuncia a ninguna de las experiencias de su vida por dispares que sean. De joven huyó de su casa y de los testigos de Jehová: “Ahora me gusta rezar y voy a la iglesia, pero mi Dios está continuamente evolucionando”, me dice, y me gusta esa idea de un Dios que crece con nosotros. Me parece una idea inteligente e integradora.
Nos refugiamos del barullo en el gimnasio del hotel. Los años le han dulcificado las facciones. Su larga melena es ahora gris, como el bigotillo que luce con desparpajo. Lleva unos tejanos rotos, camiseta a rayas rota, una cruz y un gorro de lana (aunque estemos en el mes de mayo). La última vez que la vi en un concierto, en el año 1975 en Badalona, se meó en los pantalones. Realmente parece otra, con su cuaderno de poemas bajo el brazo. “Llevo toda la mañana escribiendo –me cuenta-. Es un largo poema sobre el primer día de la primavera. En Estados Unidos el primer día de primavera es la fiesta de la celebración de la vida. Pero mientras nosotros celebramos la vida, estamos llevando muerte a Afganistán y a Irak.”
Su vida ha sido intensa, la droga y el sida acabaron con la mayoría de sus amigos, el alcohol con su marido, la enfermedad con sus padres, y la carretera con su hermano. En los ochenta pasó de exitosa rebelde a ama de casa anónima. Ser capaz de abandonar su propio mito y de sobrevivir a ello la ha hecho humilde y, ahora más que nunca, es esa chica indomable.



Patti Smith
Self-Portrait, 2001, conte crayon on handmade paper, 24 x 19 1/4inches, Collection of the Artist

-Hola, me llamo Patti Smith, usted no me conoce, pero le aseguro que algún día seré una estrella.
-¿Yo dije eso?
-Recién llegada a Nueva York con su amigo el fotógrafo Mapplethorpe.
-Éramos dos veinteañeros buscando un agujero para dormir. Pero lo que yo quería era conseguir un trabajo y dinero para comer. En aquel momento no estaba interesada en ser una estrella, sólo buscaba independizarme de mi familia y de la religión.
-¿Tan agobiante era?
-A mí me educaron como testigo de Jehová, dejé la Iglesia a los trece años. Pero hoy, cuando pienso en mi infancia, rememoro la imagen de mi madre enseñándome a rezar y a leer; ambas cosas han sido lo más importante de mi vida.
-Pues triunfó por el camino opuesto.
-Sí, con Mapplethorpe exploramos caminos oscuros. Yo hablaba por los marginales, los homosexuales, los drogadictos, las mujeres denostadas. Yo hablaba por la gente que no tenía voz y les daba coraje. Había demasiada gente sola que necesitaba a alguien.
-¿Por qué hacía eso?
-Porque yo había sido uno de ellos, había estado en el infierno. Pero era mucho más dura y podía darles fuerza.
-¿Realmente cree que fue usted una marginal?
-En cierto modo sí. Pero ahora soy más marginal que nunca, porque estar en contra de la guerra de Irak en Estados Unidos es ser un marginal. Tengo una canción que dice: “Me encontrarás fuera de la sociedad”.
-¿Eso es lo que quiere?
-No. Sé que si sacara un CD de gran éxito mucha gente diría que me he vendido, pero yo les contestaría que eso es una chorrada.
-Buena respuesta.
-El Guernica de Picasso es una obra de arte al alcance de todo el mundo y a mí me gustaría cantar algo similar al Guernica.
-A los veintisiete años ya era una leyenda. ¿No cree que los marginales están más solos?
-Yo no era conciente y nunca me preocupé por escalar puestos. He tomado decisiones en mi vida que podían haberme hundido como artista; ya sabe que me retiré durante dieciséis años, tras el concierto más populoso de mi carrera, ochenta y cinco mil personas. Se fue a un oscuro suburbio de Detroit.
-Con mi marido Fred, el guitarrista de MC5. De día hacía la comida y cambiaba pañales. De noche, escribía.




-Usted ha sobrevivido a todos y a todo.
-Viví una juventud extrema, he consumido muchas drogas, pero siempre respetándolas. No las utilizaba para salir de fiesta, me acerqué a ellas con la mentalidad de los indios y de los chamanes.
-¿De qué se trata?
-Utilizarlas para ampliar el conocimiento, como medicina para el cuerpo y la mente. Procuro mantener el equilibrio, nunca como fast food, no voy al McDonald´s, bebo mucho agua y siempre intento mantener una actitud positiva, aunque esté enfadada.
-¡Pero si era usted autodestructiva!
-Yo me respeto mucho a mí misma, a mi cuerpo y a mi vocación. Me cuido y, además, ya soy demasiado vieja para ser una joven leyenda muerta.
-A los dieciséis años tuvo un hijo y lo dio en adopción. ¿Cuántos poemas le ha escrito?
-Fue a los veinte años, pero los poemas que le he escrito es algo que no le importa a nadie.




-¿Qué le ha enseñado la vida?
-A apreciar lo que tengo en cada momento: mi marido, mis hijos. La vida es lo mejor que tiene una persona y has de poner lo mejor que tengas en ella.
-Su marido murió a causa de alcoholismo.
-Sí, fue duro. Pero incluso cuando llevas una vida muy dura es tu vida y tienes que sacarle lo mejor, encontrar las mejores cualidades en todo lo que haces. Cuando oigo a alguien criticar a sus seres queridos pienso: ojalá yo pudiera estar con ellos, porque he visto morir a mi padre, a mi madre, a mi pianista y a muchos, muchos de mis amigos.
-Entiendo.
-Creo que cualquier decisión que tomes es un compromiso. En Estados Unidos, la gente se casa, tiene hijos, se separa, los hijos le estorban y los mandan con los abuelos.
-Ya, pero usted...
-Yo quería ser artista y no me interesaban las personas normales. Luego, cuando me casé y tuve mis hijos, me di cuenta de lo difícil que era esa vida cotidiana y aprendí a respetar y valorar las dificultades del ser humano corriente. Cuando mi marido murió, comprendí que eso que me pasaba a mí le ocurría a millones de personas. Me siento afortunada.
-¿Afortunada?
-Sí, porque he podido vivir dos vidas y en ellas he aprendido a encontrar el valor de todo ser humano.
-¿De eso habla ahora en su poesía?
-El poema que ahora estoy escribiendo habla del primer día de primavera. El día que comencé a escribirlo padecía una de mis terribles migrañas y pude entender a mi madre, que también las sufría. Yo tenía que cuidarla, a veces de mala gana, y no sabía lo terrible que era ese dolor. Con la primavera comenzó el bombardeo a Irak y pensé también en todas esas madres presas de pánico.
-¿Empatía?
-Sí, ese es mi tema. En Estados Unidos la primavera es la fiesta de la celebración de la vida. Pero mientras nosotros celebrábamos la vida, estábamos llevando la muerte a otro país.
-¿Dios le ayudó a superar tanta muerte?
-Creo que ese fue un trabajo mío. Si te mantienes abierto, puedes llegar a sentir a la gente que has perdido. A veces siento que mi madre está conmigo y, al cabo de unos días de que muriera mi hermano, inesperadamente, me sentía feliz, sentí que yo era él, que estaba dentro de mí, que no moriría nunca. Si te mantienes abierto, puedes sentir cosas increíbles.

21.05.2003

|

CARICATURAS FEMINISTAS Y ALGUNAS VOCES QUE BRILLAN 

Hay una nueva profesión en el siglo XXI para la mujer que desee sacar provecho de una nueva condición de la que ahora puede enorgullecerse: la de ser una víctima. En la historia de la humanidad muchas mujeres han querido sacar partido de este rol, incluso dentro de la institución matrimonial entendida como un negocio. Pero a partir del siglo XX las cadenas se liberaron y la mujer se convirtió en un ser pensante con derecho al voto, a la sexualidad, a elegir libremente sobre su destino, su pareja, su trabajo y su cuerpo. Esto viene al caso con respecto al libro "EL DON DE ARDER. MUJERES QUE ESTAN CAMBIANDO EL MUNDO" de la periodista española Ima Sanchís. Se trata serie de entrevistas a través de las cuales van desfilando una serie de freaks: todos los casos extremos de mujeres activistas, luchadoras sociales, feministas, víctimas de la dominación masculina, del sistema patriarcal, del capitalismo. Hay algunas excepciones sí, como la maravillosa entrevista a Patti Smith, pero en su mayoría se trata de casos de mujeres bastante dramáticas que han hecho libros a partir de sus desgracias, o que trabajan gracias a que han sido esposas de famosos o víctimas de algún abuso por parte de los hombres o del sistema en que vivimos. Vichando el índice se puede encontrar a la uruguaya Sara Méndez, a la argentina Estela de Carlotto (de Abuelas de Plaza de Mayo), a María Kodama, a la chilena Isabel Allende o a la nicaragüense Bianca Jagger.




Así publicitan el libro en un sitio de internet:

“Las entrevistas realizadas por la periodista de La Vanguardia Ima Sanchís nos permite acercarnos al pensamiento y a los sentimientos de 58 mujeres excepcionales: biólogas, escritoras, cantantes, filósofas, maestras espirituales, víctimas de guerra, activistas de las causas más diversas... Este libro descubre a los lectores las vidas apasionadas de un grupo de mujeres que ha hecho y siguen haciendo historia con su lucha por unos ideales, por la libertad y por la justicia. Testimonios de mujeres valientes, de vidas a veces conmovedoras, a veces desconcertantes, y siempre llenas de sentido, pues trabajan para cambiar el mundo.”

No es que esté tan mal el libro. Pero la mayoría de las vidas de estas mujeres me parecieron culebrones. Me tomé el trabajo de transcribir algunos fragmentos para ejemplificar mi punto de vista.

Rosa María Batet (España, 1947) es funcionaria de un ambulatorio a donde concurren muchas mujeres maltratadas. Su propia historia es la de una mujer maltratada. Su primera novela "He sido una mujer maltratada: el largo camino hacia la libertad", está basada en la experiencia personal de la autora.
Se separó de su primer marido cuando su hija era una niña. Varios años después, en un viaje, conoce a un cubano que trabajaba hasta entonces como camarero de un hotel. Ahí empezó una bonita relación que siguió a pesar de la distancia: ella le envió medicamentos, se carteaban, se hablaban por teléfono. Al cabo de unos años volvió a Cuba y ahí "intimaron", como ella misma dice en el reportaje. Al tiempo se casa a pesar de que su familia se oponía a sus planes, para que Pedro pudiera salir de Cuba. Todo fue muy bien hasta que le consiguió un trabajo de camarero en un club muy elitista. A él no le gustó, no quería trabajar y abandonó. Pedro se fue poniendo nervioso hasta que empezó a descargar puñetazos sobre la mesa y luego los descargó sobre ella y le dio una paliza que le provocó un desprendimiento de retina. No se lo contó a nadie, pero sus compañeros de trabajo, que eran médicos, le dijeron que tenía que denunciarlo. Ella no lo hizo porque cuando estaba tirada en el suelo él se arrodilló a su lado y le rogó que la perdonara, que no volvería a suceder. Ella dice ahora que él la utilizó, que vio en ella un pasaporte, y que nunca la quiso, y que aún así le creyó y le buscó un nuevo trabajo de cuatro horas diarias en un pub. El aguantó la primera semana. Luego volvió a surgir la discusión, él volvió a golpearla y ella logró escapar hasta la comisaría. Puso la denuncia y volvió a su casa. Lo único que quería era terminar la relación. El la esperaba y la golpeó. A pesar de que ella estaba ensangrentada él seguía pegándole. Cayó por casualidad arriba de una mesa y pudo agarrar un cuchillo. Tomó el cuchillo y le dijo que si se acercaba ella se defendería. El se enfureció aún más y le quitó el chuchillo y le rajó la mano con la que se cubría el cuello. Gritaba pidiendo auxilio y los vecinos llamaron a la policía. Ahí, cuando oyó las sirenas, salió corriendo con el cuchillo en la mano. A él lo detuvieron y los llevaron al hospital. A él le dieron cuatro puntos y a ella ocho y le diagnosticaron traumatismo de cráneo. El declaró que ella era muy celosa y que se había lanzado sobre él con el cuchillo. El juez decidió enviarla a la cárcel. Pasó ocho días allí, donde se identificó con la frase de Miguel Hernández "La cárcel es la tumba de los sueños". Aunque es una paradoja, porque a través de su estadía en la cárcel encontró su verdadera vocación: ayudar a instituciones penitenciarias como esta. La historia termina así: un juez muy joven le da la nulidad del matrimonio enseguida. El quedó como ilegal. El solo pagó los costos del juicio, dice, pero "yo pagué con la cárcel para defender mi vida".



Svetlana Bezrodnaia (Moscú, Rusia, 1939), violinista y directora de orquesta. Se graduó en el conservatorio de su ciudad, donde conoció a su primer marido, también violinista. Con él tuvo su único hijo. Casada en dos ocasiones más, Bezrodnaia es, desde 1989, fundadora y directora de la Orquesta de Cámara Vivaldi, formada sólo por mujeres.
"Ha luchado y ha vencido" escribe la periodista que la entrevista "Durante toda su vida la ha acompañado el silencio. Fue una niña solitaria. A los diecisiete años, el día de su graduación, un famoso violinista, que era a su vez su propio profesor, la convirtió en "señora de" y la apartó del violín. No hubo discusiones ni reivindicaciones" Ella se encerró en su mundo y no volvió a tocar. En el reportaje, cuando le preguntan si estaba enamorada de su primer marido, ella dice que "interiormente estaba dormida, encerrada en mí misma" y que su manera de protestar fue dejar de tocar. Estuvo muchos años casada con él. Durante esos años todo era perfecto, todo estaba dirigido a agradarle a él, que la veía como su mujer en el sentido más tradicional. "Jamás me estimuló para que tocara, siempre me decía: "¿Qué más quieres?" Vivía en otra preciosa jaula de oro" Reconoce que era un buen hombre pero que "las mujeres solemos ser inquietas, no basta con que todo esté perfectamente organizado" Se divorciaron cuando murió su padre "y a partir de ese momento comenzó su autodesarrollo" Empezó a impartir clases de violín, y creó y patentó su propio método de enseñanza "Pero la vida la tentó, la devolvió al punto de partida: otro marido, otro violinista que necesitó su energía para crear su propia orquesta. Y Svetlana Bezrodnaia volvió a repetir su propia historia, a poner en otro su pasión por la creación y la música" "Mi marido creó la famosa orquesta Los Virtuosos de Moscú, que nació en la cocina de mi casa. El quería que me dedicara a la orquesta, que me convirtiera en una especie de secretaria y, si llegaba un empresario a las doce de la noche, me tenía que poner a cocinar" Cuando se le pregunta por qué lo hizo responde simplemente "Me gustaba cocinar" Al cabo de siete años se separaron. Esta vez la separación coincide con la muerte de su madre. Ella tuvo un sueño en el que tocaba un concierto de violín y cuando despertó le dolían las manos. "Gracias a ese sueño, comprendió que no se trataba de huír sino de afrontar. El reconocimiento sólo viene de uno mismo" escribe Sanchís. "A los cincuenta años creó la Orquesta de Cámara Vivaldi, sólo de mujeres...."Sí, las marginadas de la música" dice riendo "Ahora soy yo la que no acepto hombres, sólo los quiero para llevar la carga y las partituras", bromea"
Actualmente está casada con un periodista que tiene un oído perfecto, un gusto musical envidiable y es para ella lo que ella ha sido para sus anteriores maridos:
la apoya en todo. Cuando le preguntan por qué una orquesta sólo de mujeres contesta "Muchos directores no quieren mujeres en sus orquestas porque piensan que son conflictivas. Toscanini decía que si eran guapas distraían a los músicos y que si eran feas le irritaban a él. Eran muchas las mujeres rechazadas que tenían un nivel muy alto"

Patricia Ireland (Estados Unidos, 1945), líder feminista. Tuvo que defender sus derechos laborales cuando trabajaba como azafata de la Pan American Airlines, entre 1967 y 1975. Se licenció en Derecho en 1975. En los años ochenta pasó por algunos de los bufetes más importantes del país, hasta que un día decidió dedicar su tiempo y su formación a la defensa de las mujeres. Así empezó a trabajar en la asociación feminista National Organization for Women (NOW), de la que fue presidenta de 1991 a 2001. Durante su mandato, al organización defendió con un discurso innovador y contundente los derechos de la mujer, haciendo especial hincapié en la defensa del aborto libre.

"la feminista más influyente de Estados Unidos es una mujer alta, elegante, rubia y muy femenina. Una azafata de buena planta que cansada de que pisotearan sus derechos como trabajadora decidió estudiar y convertirse en abogada. Durante doce años fue la única fémina del bufete más importante de Miami. Al principio, Patricia preparaba las intervenciones judiciales, pero las presentaban en público sus compañeros"

Desde sus tiempos de azafata, la NOW la ayudó a resolver sus problemas laborales con la compañía aérea. En aquella época las injusticias, los maltratos y la desigualdad hacia las mujeres en el país más avanzado y, teóricamente, democrático del planeta estaban ante la abogada día tras día.

"Yo estaba de acuerdo con los movimientos feministas, pero nunca participaba porque personalmente no me había sentido discriminada. Pero ¡ay! cuando tuve mi primer trabajo como azafata en la Pan American Airlines: las normas obligaban a las mujeres a retirarse a los treinta y dos años o cuando tenían un bebé" cuenta Patricia "Pero hay más: mi marido era estudiante y enfermó. Fui al seguro de las líneas aéreas que cubría al trabajador y a su familia y me dijeron que siendo mujer no había seguro para mi familia" Ella se enfadó mucho y decidió llamar a la National Organization for Women para asesorarse, ella tenía derecho, al final la compañía terminó pidiéndole disculpas. "Lo importante es que me di cuenta de que mediante una buena organización se podían cambiar las cosas y decidí estudiar derecho"
Se convirtió en una de las primeras abogadas "Sí, y cuando decía que era abogada los hombres me hacían preguntas profesionales, pero cuando decía que era azafata me invitaban una copa"

Luego todo se relacionó naturalmente. Empezó a defender temas como el aborto "Todos evitamos temas escabrosos. Pero me di cuenta de que todo está vinculado: si una mujer recibe un trato violento en su hogar su capacidad de trabajar merma. Si defiendes a las mujeres, no puedes excluir a las negras, con lo cual acabas luchando contra la xenofobia, y si luchas por las mujeres pobres, acabas luchando por todos los pobres"

Se empieza por convencer a las mujeres de que merecen derechos. "No tenemos por qué aceptar que lo que nos propone la sociedad es nuestra misión en la vida. Hay que cambiar a la opinión pública. Necesitamos más mujeres líderes: en política, en periodismo, en comunicación..." Defiende la legalización del aborto porque considera que la mujer tiene sus propias creencias, su propia religión y sus propios sueños y, a su juicio, ella es la única que debe tomar la decisión "Ningún presidente, ningún juez tiene derecho a decidir por ella" Cuando le preguntan por qué no tiene hijos responde "Porque tal como está montado no se puede tener todo y opté por trabajar por la igualdad. No existe un soporte social que me hubiera permitido hacer ambas cosas"
En treinta años la tasa de matrimonios ha bajado un ochenta por ciento en EEUU. "Las estadísticas dicen que las chicas jóvenes se casan menos porque no hay hombres que respondan a sus expectativas" En cuanto a qué es lo que ellas buscan, la activista dice "Quieren hombres más abiertos emocionalmente, más comunicativos y responsables. compartir los trabajos del hogar y una mayor intimidad con sus parejas" " Y agrega cifras: En Estados Unidos un 23% de las mujeres crían solas a sus hijos, sin un sistema gubernamental que las apoye, y del 77% restante, que son familias tradicionales, en más de un 74% de los casos trabajan los dos. Y no se puede mantener una familia con un solo salario"

Un pequeño asterisco al final de la entrevista nos lleva a una nota a pie de página en la que dice que en marzo del 2003 la entrevistada fue elegida presidenta de la institución Young Women´s Christian Association, una decisión polémica que se revocó tan solo seis meses después. El motivo, unas declaraciones de Ireland, casada en dos ocasiones y sin hijos, en las que reconocía su bisexualidad e insistía en su defensa del aborto libre. Desde entonces se ha dedicado a dirigir la campaña de la candidata Carol Moseley Braun para las elecciones presidenciales celebradas en EEUU en noviembre del 2004.

En el caso de Patricia Ireland, lo único que me resulta patético es que la hayan sacado de una organización de mujeres por su orientación sexual.

Buscando y buscando, acabo de encontrar un artículo de Gabriela de Cicco publicado en “La Capital” en el que también se copa con la entrevista a Patti Smith




“Empezar el libro con la lectura de la entrevista a la cantante y poeta norteamericana Patti Smith (Chicago, Estados Unidos, 1946) sería la entrada recomendable. La gurú del punk-rock le "corta el rostro" a Sanchís al darle un respuesta que es un punto y aparte en esa entrevista:

"-A los dieciséis años tuvo un hijo y lo dio en adopción. ¿Cuántos poemas le ha escrito?

-Fue a los veinte años, pero los poemas que le he escrito es algo que no le importa a nadie".

La entrevista en su totalidad saca lo esperable de una Smith que en ese momento estaba de regreso en los escenarios, sobreviviendo a varios amigos y a su esposo muerto. Un momento gozne en la carrera de esta artista.”

Hay también una entrevista en Clarín a la propia Ima Sanchís realizada por Andrés Hax. Es de octubre del 2004, cuando estuvo en Buenos Aires para presentar el libro. En esta nota Ima se confiesa “Yo trabajo con seres humanos, a mí me interesan las vidas humanas independientemente de si tienen dos pechos o no." Explica que la motivación para hacer este libro fue la de conocer cómo las personas construyen sus autobiografías y cómo superan las trabas que les presentan las circunstancias. Dice de las entrevistas que "son como pequeños mapas del camino de la vida". Y agrega “Los diarios están cargados de malas noticias pero también hay buenas noticias. Yo he aprendido de todas mis entrevistas. Nosotros también somos los otros. Los otros nos construyen. Y me estoy construyendo de gente que me da mucha energía.”

Esta es la lista de mujeres que son entrevistadas para este libro: Isabel Allende, Isabell Allende Bussi, Amma, Arati, Orzala Ashraf, Joyce Banda, Rosa Banús, Rosa María Batet, Letizia Battaglia, Teresa Berganza, Svetlana Bezrodnaia, Fina Birulés, Dolors Canals, Rebecca Cann, Rosa María Carbonell, Estela Carlotto, Neus Català, Sarah Diane, Assia Djebar, Viviane Forrester, Biruté Galdikas, Ela Gandhi, Yulie Gerstel, Jussara de Goiás, Claudette Habesch, Julia Hill, Marie-France Hirigoyen, Patricia Ireland, Fatana Ishaq, Bianca Jagger, Erica Jong, Azadé Kayaní, María Kodama, Debby Lerma, Doris Lessing, Fata Maiga, Sara Méndez, Asha Miró, Kenizé Mourad, Gayatri Naraine, Taslisma Nasrin, Margarita Pascual, Kim Phuc, Josefina Piquet, María Dolores Pradera, Helen Prejean, Blanca Reyes, Nawal al Sadawi, Victoria Sau, Helga Schneider, Emine Sevgi Özdamar, Patti Smith, Souad, Valérie Tasso, Jasmina Tesanovic, Pilar Vila-San Juan, Gabrielle Wittkop, Dhyani
Ywahoo i Stassa Zajovic

“El don de arder. Mujeres que están cambiando el mundo” Ima Sanchís. Prólogo de José Antonio Marina. Barcelona : RBA, 2004.
Recopilación de 59 entrevistes aparecidas a la sección "La Contra" de La Vanguardia, entre los años 1998 y 2003.

|

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com
adopt your own virtual pet!